lunes, 16 de septiembre de 2013

Botón de donar

Como muchos habréis supuesto me dedico sobre todo a la investigación en el tema nórdico, medieval, folklore, etc... Para eso me estoy especializando en Viking and Medieval Norse Studies en la Universidad de Islandia, donde pretendo doctorarme también en el tema.

Así que he decidido poner un botón de donaciones para recaudar lo poco que sea posible para investigar. El tema de la investigación es más que nada la reconstrucción de creencias en el mundo nórdico, utilizando métodos de lingüística histórica y cognitiva.

Cualquier mínimo detalle es bienvenido ^^

domingo, 15 de septiembre de 2013

Chamanismo

Aquí, unos Lokis más chamánicos. Siempre he imaginado que Loki, con todo el tema de cambio de formas, de sexo, lo de vivir en un bosque, ser medio Jötun, etc.... tendría un punto de chamán immportante, así que en mi búsqueda de imágenes mentales, he tirado un poco por esa vía a ver...

1.-Me resulta curioso cómo han mezclado elementos de Marvel con el de los mitos. Ese casco hecho con el cráneo de ¿un macho cabrío? me convence más que el dorado de Marvel, aunque en ninguna parte aparece que Loki llevase un casco así. Sin embargo, está más pegado a la naturaleza que a rollos cortesanos posteriores y eso le hace sugerente.

2.- Este es más bien Pan o Cerunnos, desde luego, no se parece a Loki en nada, pero, la imagen merece la pena.
http://oo0shed0oo.deviantart.com/

3.-Este Loki es más bien el Loki al que apuntaban los Grimm, el que está asociado a Logi, el espíritu del fuego y asociado a Thor por el rayo y la luz. La verdad es que la teoría está un pelín obsoleta y pocos son los que todavía la siguen, pero bueno, me parece interesante que alguien se haya dignado a rebuscar entre los mitos y teorías sobre el personaje en vez de tirar de marvel.
http://toradh.deviantart.com/

4.-Last no lesss, este es mi favorito hasta el momento. Aunque insisto en que no tengo una imagen mental formada, se adapta bastante al tipo de cosas y actitudes que el personaje tendría en mi visión de él, de modo que, añadiendo el color rojo para el pelo -como está en estos tonos, se puede imaginar XD-
http://ladyavali.deviantart.com/

**NOTA: los pie de fotos son simplemente el link a la página del artista.



sábado, 14 de septiembre de 2013

Völuspá corta-Fuentes+Jugando con kenningar II

Una de las fuentes que manejo para indagar en el pasado de Loki es esta. La Völuspá corta, concretamente, las dos estrofas que he puesto en negrita, 8 y 9. Me ha costado bastante encontrar una traducción en castellano, pero finalmente, parece que la página de los Ásatrú me saca de ese problema...
...aunque tengan la mala costumbre de poner la palabra 'dioses' donde deberían poner potencias o poderes, pero bueno, es algo de lo que quedáis avisados: No son dioses XDD

1.-Once decían que eran los Aesir
cuando Baldr cayó junto a la loma de muerte;
Váli dijo ser digno de vengarle,
de su hermano mató al asesino;
ése es tú linaje necio Óttar. 
2.-Fue el padre de Baldr heredero de Bur;
casó Frey con Gerd, la hija de Gymir,
de estirpe de trolls, y de Aurboda:
pero fue Thjazi pariente suyo,
el troll ostentoso, fue hija suya Skadi. 
*Mucho te decimos, aún más recordamos,
conviene que lo sepas, ¿quieres saber más? 
3.-Haki fue el mejor de los hijos de Hvaedna,
y Hvaedna fue hija de Hjörvard,
Hreid y Hrossthjóf del linaje de Hrímnir. 
4.-Todas las völur descienden de Vidólf,
descienden los magos todos de Vilmeid,
y los brujos descienden de Svarthöfdi,
descienden los gigantes todos de Ymir. 
*Mucho te decimos, aún más sabemos,
conviene que lo sepas, ¿quieres saber más? 
5.-Fue engendrado uno en tiempos remotos,
poderoso mago, de linaje de dioses;
llevaron nueve hijas de gigantes
al bien tachonado, en el confín de la tierra. 
*Mucho te decimos, aún más sabemos,
conviene que lo sepas, ¿quieres saber más? 
6.-Gjálp le llevó, Greip le llevó,
Le levó Eistla, y también Eyrgjafa,
Úlfrún le llevó, y también Angeyja,
Imd y Atla, y también Járnsaxa. 
7.-Se acreció con el poder de la tierra,
del gélido mar y la sangre inmolada. 
*Mucho te decimos, aún más sabemos,
conviene que lo sepas, ¿quieres saber más? 
8.-Loki engendró al lobo con Angrboda,  
concibió a Sleipnir con Svadilfari; 
decían que la peor de todas las ogras 
fue la descendiente del hermano de Býleist. 
9.-Loki comió el corazón quemado entre las ramas, 
halló, medio consumida, la víscera de una mujer; 
quedó Lopt encinta de la mujer perversa, 
de este modo surgieron los monstruos en la tierra.* 
10.-El mar llega a veces hasta el mismo cielo,
anega las tierras y el aire rechina;
de ahí las ventiscas y los raudos vientos:
indican así el fin próximo de los dioses 
11.-Fue engendrado uno, el mayor de todos,
se acreció con el poder de la tierra;
le dicen e más rico de todos los reyes,
unido por connubio a los pueblos todos. 
12.-“Llega entonces otro, aún más poderoso,
mas no me atrevo yo a nombrare:
pocos pueden ver más allá en el tiempo
el día en que Odín se enfrente con el lobo.
mas no me atrevo yo a nombrare:pocos pueden ver más allá en el tiempoel día en que Odín se enfrente con el lobo.”**

*La estrofa 9 es la base para el relato 'Jugando con Kenningar II'

**La estrofa 12  está en cursiva porque es evidentemente una inclusión cristiana tardía en la que se hace clara referencia a que aquel que vendrá después de que Ódinn se enfrente al lobo será... Jesucristo :S :S Prefiero mantener mi mente y mis historias tan lejos de eso como pueda, pero los poemas tienen esos apéndices, así que, igual que con lo de los dioses... Con saberlo, se evita el daño.

Jugando con Kenningar I

Como siempre me ha llamado la atención cómo es que la pobre Sygin acabó casada con Loki, he recurrido a un poco de imaginación y a jugar con lo que sé de Loki y con los Kenningar sobre ambos -Loki y Sygin- que se conservan (una especie de metáforas ultra elaboradas que se utilizaban en la poesía nórdica y anglosajona medievales) para intentar hacerme una idea de qué pudo pasar y cómo. 

He utilizado además, esto como punto de inflexión en la caída en desgracia de Loki. Las fuentes que hablan de él son contradictorias: en unas aparece como el amigo de los Aesir, el compañero, etc... y a partir de un punto indeterminado -no tenemos taaaanto material como para hacernos una idea real de cómo iba el asunto- empieza a ser más malicioso, como si tomara venganza contra ellos.

Así que, me monto la película sumando 2+2+1/4 de imaginación XDDD (ojalá algún día se encuentre un manuscrito o un grabado diciendo que me equivoco... y, por supuesto, para el hipotetiquísimo caso de que los Aesir existieran... tíos, si meto la pata, no lo toméis a mal... dadme más datos y prometo arreglarlo. love you, guys <3 )

Está a la mitad. Literalmente a la mitad, pero creo que es lo más 'fuerte' que he escrito en mi vida, quizás porque me impliqué mucho con los personajes y yo misma empecé a pasarlo mal, no lo sé. Pero he sentido que necesito parar, de manera que dejo la primera parte aquí, y supongo que a lo largo del día o la noche llegará la segunda parte.




-No tienes por qué hacer esto.

-Lo sé. Pero quiero hacerlo.

Suspiró. La conversación se presentaba más difícil de lo esperado. Ni siquiera sabía por qué estaba él allí, por qué había aceptado hablar con ella. En realidad, sí que lo sabía. Y pensar en ello sólo le provocaba ira, se sentía frustrado e impotente. Pero no podía hacer nada para evitarlo. Así se lo habían ordenado, así tenía que cumplirlo.


Había estado temiendo el día en que Ódinn le llamase para hablar de Sygin casi desde el día en que llegó al Ásgard desde Jánvirdr. Y lo había estado evitando también desde entonces. Porque decir que no al Señor de los Aesir no era algo que pudiera hacerse sin consecuencias. Ni siquiera siendo su hermano juramentado.

Lo había intentado de todas formas.

-No veo el motivo por el que hubieras de rechazarla, Loki

-Será desgraciada por la eternidad.

-No lo será si no le haces serlo. ¿Por qué ibas a hacerla desgraciada?

-Porque no puedo darle lo que quiere de mí.

-¿Qué te lo impide?

Loki guardó silencio. Siempre le resultaba difícil comprender qué podían tener los Aesir contra la giganta de Jánvirdr que le había dado 3 hijos en el pasado. Y a la que habían mandado a las estancias de Hel sin miramientos.

-Ha pasado tiempo, Loki-Reanudó el Aesir su discurso, interpretando correctamente su silencio.

-Muchas cosas han quedado atrás en el tiempo, y aun así no han sido del todo olvidadas.

La insinuación hizo que el Aesir apartara la mirada de su único ojo de él. Porque recordaba. Porque aún lo anhelaba. Porque aún tenían encuentros en la oscuridad del invierno.

-No es lo mismo, hermano.

Loki también captó el significado implícito de las palabras de Ódinn. La forma en la que pronunció la palabra hermano, casi como un insulto. Dejaba bien claro que a pesar de su juramento, él seguía siendo el Señor de Ásgard. Aquel tono no admitía lugar a réplica.

-Sólo trátala bien. Todo lo demás, a ella le dará igual.

-¿Por qué tienes tú tanto interés en casarme con Sygin, Ódinn?

-Esa es una pregunta para la que no obtendrás respuesta de mis labios.



Aquello cerró la conversación para siempre, y ahora estaba en los jardines de Ódinn, intentando gastar su última carta: convencer a Sygin de que no le convenía casarse con él.

-No puedo amarte.-insistió.

-Puedo vivir con eso.

-¿Cómo vas a poder vivir con eso?

La muchacha se encogió de hombros y sonrió. Era realmente hermosa, joven, con los cabellos dorados cayendo en cascada sobre sus hombros blancos. Todo inocencia y candor. Pero también había fuerza y determinación. Cuanto más tiempo hablaban, más fuertemente se instalaba una idea en la mente de Loki.

-El amor no es avaricia, Loki-dijo sonriente-No quiero ser tu esposa para poseerte, quiero ser tu esposa para complacerte.

-¿Por qué harías algo así?

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-Escúchame.

En un gesto teatral, la cogió de la mano y la guio a paso rápido, infantil y juguetón, a lo largo del jardín. Ella se mostraba encantada, caminando tras él como si fuera en busca del más majestuoso de los tesoros. Loki paró de pronto, en la parte más frondosa del jardín, donde crecían los abedules, y miró directamente a los ojos de la doncella.

-Puedo ofrecerte algo mejor, Sygin.

-¿Mejor?

-Eres fuerte y hay un poder dentro de ti del que aún no tienes consciencia. No tienes por qué desperdiciarlo en mí. Ni en ningún otro hombre. Es un poder que sólo puedes ejercer si te dedicas por entero a ti misma.

Los ojos de ella se ensombrecieron.

-¡No tienes que renunciar a nada! Existe un bosque al este de aquí, donde habitan las mujeres sabias, donde tu poder y tu fuerza podrían desarrollarse y hacerte crecer, donde llegarías a ser más grande y poderosa de lo que jamás serás a mi lado.

-Y entonces te perdería.

-¡No! No perderías nada, ganarías mucho más. En un matrimonio serías mi sierva, en el bosque sería tu igual. Ambos seríamos libres, podría ofrecerte mucho más que aquí en Ásgard.

-No es lo mismo.

-¡Es mejor!

-Te amo, Loki. Y el amor nos hace siervos del objeto de nuestro amor.

-¿Qué…? ¡Eso no es cierto!

Loki apretó con más fuerza las manos de la joven Aesir, y se dejó caer de rodillas ante ella.

-Sygin, por favor, te lo suplico, no te equivoques de esta manera…

-Yo…

El corazón del semigigante se aceleró. Los ojos de ella estaban empañados en lágrimas, podía ver, podía sentir, que en el fondo, Sygin sabía que su lugar no era ser esposa de nadie. Cuando por fin habló, Loki se sintió morir.

-Ódinn lo ha ordenado de esta manera.

-Pero al final es tu decisión, Sygin. No puede obligarte a hacer nada que no quieras hacer.

-Quiero hacerlo, Loki. Estoy segura. Esto es lo que quiero hacer.

-Está bien-dijo él finalmente con desmayo. Se levantó de nuevo, pero cuando habló, su tono era sombrío.-Casémonos, entonces.



Se dejó caer en el lecho junto a ella y se limitó a observarla. Vestía la túnica con la que se había casado, y estaba sentada al otro lado del lecho, inquieta, tirando de las mangas de lana. Loki suspiró con cansancio y se sentó con las piernas cruzadas sobre la paja, en mitad del lecho. Sygin sonrió ante lo infantil del gesto, pero seguía inquieta y callada.

-No tienes ni idea de qué se espera de ti ¿verdad?

-Síf dijo…

-¿Qué dijo Sif?

-Qué debía esperar a que me dijeras qué hacer para complacerte.

-¿Sif te dijo eso?-Loki enarcó las cejas con incredulidad. Sif no era la clase de mujer que se sienta a esperar a que su amante le diga que hacer. Lo sabía de primera mano. 

-Sí. ¿Mintió?

-Mmmm…. –sospechaba que los Aesir tenían a Sygin por una simple de mente. 

Se preguntó si la querían casada con él para aprovecharse de la inocencia de la mujer y espiar sus acciones. Tan pronto como se lo preguntó, supo que la respuesta era afirmativa, y tuvo que hacer un esfuerzo para contener su ira. Suspiró y se tumbó junto a ella con una coquetería también deliberadamente infantil. 

-Sif no te ha mentido-mintió-¿Sabes qué me complacería?

-¿Qué?

-Que huyéramos de aquí y nos ocultásemos en el bosque.

-¿Por qué?

-¡Por que aún no es tarde!-usó la voz más sugerente que fue capaz de encontrar-Podemos tener lo que ambos queremos… Puedes ser fuerte y poderosa, puedes crecer más de lo que nunca pensaste y ser un todo con los nueve mundos… 

-Pero…

-¡Ya eres mi esposa, Sygin! Eso no va a cambiar. Te estoy dando la oportunidad que ningún otro hombre te daría ¿Por qué no la tomas?

-Si no te doy hijos, el matrimonio puede romperse.

-Sólo si yo lo pido. Y no lo haré, lo juro. Tienes mi palabra; soy tu esposo y lo seré hasta que se cumpla el Destino de los Aesir. Nada va a cambiar eso.

-Sería la peor esposa del mundo…

-¡Serías la mejor esposa de los nueve mundos! 

-Si no te doy hijos…

-¡Ya tengo cuatro hijos, Sygin! Mi linaje está salvo de la extinción.

-Pero, Sif…

-¿Qué dijo Sif esta vez?

-Ninguno de tus hijos puede darte nietos. Es mi deber darte hijos sanos y…

-¿Qué?

-Yo no…

-Eso no es lo que dijo ¿verdad?

-Yo…-No sabía qué decir. Vio cómo se ruborizaba, acorralada entre la lealtad a su consejera y la lealtad a su recién estrenado marido.

-Dijo que como todos mis hijos son monstruos, nacidos de monstruos, tú puedes arreglar eso ¿verdad?

-Loki…

-Y tú estás de acuerdo, supongo.-las palabras eran comedidas, en tono bajo, casi en susurros. Afiladas, cargadas de odio, rabia y resentimiento. Odio hacia los Aesir que manipulaban doncellas, rabia hacia su hermano, que dictaba las órdenes según su conveniencia. Resentimiento hacia la muchacha que creía cada palabra que salía de los labios de los Aesir.

-Yo nunca he dicho que…

-No te molestes.

-Yo…

Con un movimiento brusco, Loki se colocó sobre Sygin. La Aesir no podía moverse, pero tampoco se revolvió, ni hizo intento de zafarse. Resultaba frustrante y doloroso, y quería prender fuego la estancia.

Casi sin darse cuenta, comenzó a llorar. Y sus lágrimas hicieron que Sygin malinterpretara sus siguientes palabras.

-¿Quieres darme hijos normales y sanos?

-Sí-dijo ella. 

Alargó la mano para acariciar su rostro en lo que ella pensaba le confortaría, pero él la apartó de un golpe. 

-Entonces-dijo, mientras tiraba de la túnica de ella para arrancársela del cuerpo, sin mucho éxito.-No perdamos tiempo.



No podía siquiera escuchar su respiración. Sygin estaba muy quieta, encogida sobre sí misma, de espaldas a él. Suponía que tenía que estar revolviéndose de dolor, pero no hizo intento alguno por acercarse a ella o confortarla. Sentía que había roto quebrantado alguna clase de ley natural, algo que no debía haber traspasado.

No era capaz de identificarlo, pero algo se había roto dentro de él. No podía soportar verla, no podía soportar estar en la misma estancia que ella. La miró una última vez antes de levantarse, en un intento de sentir si el arranque de violencia injustificada había resultado en un embarazo. No sintió nada, y entonces el corazón se le paró en el pecho: la propia naturaleza se había vuelto contra él, aquello que tanto tardara en comprender mientras estaba con Ella, mientras vivía con las gigantas de Járnvidr, le daba la espalda.

Se levantó con rapidez y salió de la estancia intentando hacer el menor ruido posible. Una vez en los pasillos, comenzó a caminar sin rumbo en el palacio de Ódinn, donde la boda se había llevado a cabo.

En la estancia, Sygin suspiró con cierto alivio al sentir que Loki marchaba. Estaba dolorida, tenía moratones por el cuerpo y cada vez que se movía parecía que un hierro ardiente se incrustaba en sus entrañas. Sentía que había perdido algo. El hombre que, indudablemente, la había dejado embarazada, no era el mismo hombre con el que había hablado en los jardines. No era el mismo que le había ofrecido huir a un bosque mágico. No era el mismo al que había amado en silencio, resignada a no ser correspondida, durante años.

Se preguntó cómo habría sido si hubiera aceptado la propuesta y hubiera marchado al bosque. Se preguntó, por primera vez en la vida, si los Aesir estarían equivocados.

Y lo que no consiguieran el dolor y el dolor y el desengaño, lo consiguió el pensamiento. Lo consiguió darse cuenta de que sólo la habían dado a Loki para cumplir sus propios propósitos, no para satisfacer los de ella. Loki, el Loki que ella amaba, el que había jugado con ella en los jardines, tenía razón, la mejor opción habría sido no casarse con él. No casarse con nadie.

De alguna manera, sentía que aquella oportunidad ya había pasado de largo, que era demasiado tarde para intentar enmendar el error.

En la mañana de su primer día de casada, Sygin rompió a llorar.



Llevaba caminando sin rumbo un tiempo, cuando la idea llegó a su mente. Todos los Aesir se habían reunido para su boda, y todos estaban aún en el palacio de Ódinn. De alguna manera, aunque sabía que sólo había sido la mensajera de la voz popular, Loki sentía que Sif era la culpable de sus desdichas. Sif, la mala consejera.

Sabía dónde encontrarla, por supuesto. Thor dejó claro que marcharía con las primeras luces hacia el este, y Sif iría a despedirle. Casi sin darse cuenta, Loki había puesto rumbo a los jardines, y, como esperaba, Sif estaba allí, sentada junto a la fuente peinando sus largos cabellos. Alguien debería cortárselos, pensó Loki, y dejar en evidencia sus malas artes.

-Buen día.-saludó.

-Buen día, Loki.

El medio gigante se sentó en junto a la Aesir sin ser invitado. Ella dio un respingo.

-¿Tomando un respiro? ¿O has venido a recoger flores para la novia?

-Eres una mala mujer, Sif. Ninguna como tú en el Ásgard.

-¿Cómo te atreves, afeminado?

-¿Cómo me atrevo? ¿Cómo te atreves tú?

-¿Qué mal te he causado?

-¿No han sido acaso tus malos consejos los que han arruinado la vida de Sygin?

-¿Por qué iba a ser desgraciada?

-No es de tu incumbencia.

-¿Qué has hecho, Loki Laufeyson?

-¡No es de tu incumbencia! Sólo tu culpa…

-¿Crees que soy idiota? ¿Qué no veo tu rabia y tu culpa?

Loki guardó silencio.

-¿Por qué no podías ser al menos bueno con ella? No vas a encontrar a nadie que te sea tan leal…

-¿Por qué lo hicisteis?

-Era inevitable.

-¿Qué?

-La profecía dice que Sygin y tú tendréis dos hijos. Tenía que pasar.

-¿Qué profecía?

-La del Ragnarök, naturalmente.

-¡Oh, los Aesir y vuestra profecía!-Loki se levantó, sin saber qué más hacer. Sentía la desesperación de una forma que nunca antes la había sentido-¿Todo gira en torno a ella? ¿Es que no veis que lo único que conseguís es ayudar a complirla?

-¿Clamas saber más que los Aesir, Jötun?

-¡Me habéis convertido en un monstruo!

-Siempre lo has sido.

-¡He dañado a mi esposa, Sif! De forma irreparable…

-No veo que haya protestado.

-Porque le habéis hecho creer que es lo normal.

-No recuerdo que fueras un amante tosco, Loki.

-No te acerques a mí.

Sif se levantó y dejó que los cabellos cayeran por su espalda. Luego comenzó a andar hacia los salones de Ódinn.

-Eso querrías. No me culpes por la simpleza de Sygin, Loki.

-Vigila esa lengua, puta. Es de mi esposa de quien hablas.

-¡Qué valeroso y gentil de tu parte Loki, salir en su defensa! ¿Por qué no pensaste en ello antes de violarla?

Y Loki, el Herrero de las Mentiras, no supo que contestar. Permaneció solo, en los jardines, en silencio, durante un tiempo. El viento soplaba frío cerca de la fuente, y allí se dejó caer, deseando la muerte. Lo único que le evitaba sumergirse en el agua hasta dejar de respirar, era la sed de venganza.

Era por Sif que se había convertido en un monstruo y, algún día, tomaría su cabellera como venganza, condenándola al escarnio público. Por el momento, todo lo que aquel de Pensamiento Inquieto podía pensar hacer, era llorar arrepentido.

Publicitándome

¡Buenas!
Vengo a contar cómo en una ocasión, se me pidió que hiciera una entrada invitada en el blog El descanso del Escriba hablando de las diferencias que encontraba entre los personajes del Thor/Avengers de Marvel y los de los mitos. Llevó por nombre 'Say my name: Lódur vs. Loki', pero a la gente llegó a gustarle, de modo que al final, me convertí en colaboradora, con un artículo semanal sobre mitología nórdica. Estos artículos serán, por supuesto, mucho menos 'profundos' y más asequibles para todos que los que pudiera escribir exclusivamente para este blog.
Son artículos de divulgación, vamos, no de investigación.

La sección del blog se llama 'La Völva' , y los artículos salen los domingos.

Como muestra de lo que podéis encontrar por ahí, voy a copypastear y autoplagiarme el primer artículo, que tenía de nombre 'Sumergiéndose en las Fuentes', y ya a partir de ahí, los domingos más en el blog original en el que salen:

Bueno,lo prometido es deuda.Este es el primer articulo de la sección periódica de este blog llamada La Völva,donde Kit ira contando sobre temas que tienen que ver con lo nórdico La mecánica es muy simple: Kit empieza con este tema y luego vosotros en los comentarios podéis proponer uno y entre los que se propongan,ella escogerá uno y para la siguiente semana/10-15 dias,hablara sobre ello.Y si no hay,ella hablara de otra cosa.
Bien,en este primero Kit hablara de algunas de las fuentes principales que se usan para estudiar la cultura nórdica,curiosidades sobre ellas,mitos y falsedades....Aquí os la dejo:

"La semana pasada escribí un mini artículo sobre los Thor y Loki de las antiguas creencias nórdicas vs. los Thor y Loki de Marvel. Pero lo hice de esa manera tan brusca porque pensé que sería una ‘entrada invitada’ casual. Sin embargo, no me parece tan buena idea empezar a escribir mini artículos a las bravas de ese modo, sin dejar primero sentadas unas bases, una especie de guía para que cada vez que se lea uno de los mini artículos, se sepa de dónde vienen las cosas. Nada demasiado complicado o lioso, unas bases basiquísimas, fuentes que todo el mundo puede ir a su librería más próxima y… encargar, porque si pensáis encontrarlo sin más, vais listos.
Entonces, he pensado ¿Qué es lo más básico, básico, basiquísimo que se necesita saber sobre ‘la cosa nórdica’? Lo primero que me vino a la cabeza fue historia, pero luego pensé que eso era meterse demasiado en fechas, sucesos, mapas… cosas que, a primera vista, pueden ser un poco áridas de hincarles el diente si no se es un friki del asunto. Luego pensé que, en realidad, la historia no está taaaan mal entendida a nivel general como todo el corpus de creencias, mitos y parafernalia religioso cognitiva, así que decidí comenzar por ahí, que no sólo es un reto mayor, sino que, para qué engañarnos, también es lo que le interesa más a la gente.


Y es un reto para el estudioso del tema, porque no existe consenso en la gran mayoría de las cosas. Tenemos un limitado corpus de relatos, poemas, crónicas y descripciones sobre el tema, pero están escritas en la época post cristianismo, lo que desdibuja un poco la escena, porque… ¿un tipo escribiendo sobre cosas que la gente creía 200 años atrás, que ha aprendido por tradiciones orales en las que se van incluyendo cosas que se oyen en el sermón de los domingos? Uffffffff… duro, duro de creerse palabra por palabra.
Loki es la clave para entender la contaminación cristiana en los textos medievales. En la imagen, el Loki rubio con martillo de Thor detrás, "bueno'" sería el pagano, y el moreno con cruz detrás ·malo" el cristiano, en la visión de la artista danesa Humon


La buena noticia es que el hecho de que no tengamos un bonito corpus de historias y descripciones como tienen, por ejemplo, lo estudiosos del mundo clásico, sí que nos dice algo. Nos dice que la cultura nórdica, pese a ser indoeuropea, tenía tradiciones y basamentos más chamánicos y menos religiosos (con religiosos me refiero a parafernalias de cultos, rituales con sacerdotes, templos, sacrificios… no que no existieran como tales, sino que no tenían un papel en la sociedad como lo tenían en el mundo clásico. Por ejemplo, un ‘religioso’ nórdico no diría ‘soy sacerdote de Ódinn’ o ‘soy sacerdote de Thor’. La religión era un tema privado de cada uno, y el tipo ‘religioso/sacerdote’, sería algo más parecido a un mago que a otra cosa, un tipo que ayudase a un persona, en un momento dado, con algo, pero nada ‘ritualístico raro’. De hecho, los ‘sacerdotes’ o eran mujeres o eran hombres travestidos. Pero esa es otra historia y merece ser contada en otra ocasión). Otros detalles apuntan a esto también, como el uso mágico de las runas (ATENCIÓN: uso mágico de las runas=usar ese alfabeto para dejar unos versos mágicos en alguna parte, no como un tarot), de forma que la arqueología y la historia nos dan una pequeña herramienta para empezar a rascar entre los escritos post conversión e intentar separar el grano de la paja.


Y ahora… listado de fuentes interesantes.
Gesta Danorum, (libros I-IX), Saxo Gramático. Escrito en el siglo XII, en Dinamarca, en Latin, por el cristiano Saxo Gramático, que animado –o tal vez obligado- por Valdemar I, se enfrascó en la tarea de escribir la historia de Dinamarca empezando por sus mitos. Ahí es donde aparecen nuestros viejos amigos los Aesir y cía. (e incluso Hamlet, en el libro III) Lo interesante de este libro es que ofrece una visión un tanto diferente de las historias más abundantes de Islandia. La razón es obvia: cuando esta pequeña isla del Atlántico se habitó, se aisló un tanto del continente y varió ligeramente sus tradiciones, puesto que como tierra de inmigrantes y exiliados, se mezcló con la cultura celta, anglosajona, algún musulmán que huía y aparecía por allí, cristianos… Saxo, en cambio, recoge mitos más, digamos, puramente germanos. Dentro de mis campos en particular, Saxo ofrece una versión de la muerte de Baldr en la que Loki ni pincha ni corta, lo que también nos da una pista de cómo los mitos más conocidos por todos pudieron verse influídos por el hecho de haber sido transcritos por escribas cristianos. 
Edda Poética (o antigua, o Edda de Saedmundur) son una colección de poemas mitológicos y heróicos que allá por el siglo XIII, un obispo mandó copiar de un manuscrito anterior y se lo envió como regalo al rey danés (por eso el manuscrito en que se encuentra se llama ‘Codex Regius’). Lamentablemente, hemos perdido el manuscrito original, por lo que solo podemos especular con su composición inicial. Se dice que posiblemente sea como del siglo anterior, porque en él ya pueden verse influencias cristianas, sobre todo en la descripción del Rägnarok y, de nuevo, en la forma de presentar a Loki como el ‘enemigo de los Aesir’, en plan Lucifer.
Como a veces hay ediciones en las que se mezclan los poemas del Codex Regius con otros poemas mitológicos, dejo un listado con los poemas que se incluyen en este Codex y que serían los únicos llamados ‘Edda Poética’:



Mitológicos:
Völuspá Hávamál Vafþrúðnismál Grímnismál Skírnismál Hárbarðsljóð Hymiskviða Lokasenna Þrymskviða Völundarkviða Alvíssmál

Heróicos: (Aquí en su mayor parte se habla de los Nibelungos)
Helgakviða Hundingsbana I Helgakviða Hjörvarðssonar Helgakviða HundingsbanaIIFrádauðaSinfjötla Grípisspá Reginsmál Fáfnismál Sigrdrífumál Brot af Sigurðarkviðu Guðrúnarkviða I Sigurðarkviða hin skamma Helreið Brynhildar Dráp Niflunga Guðrúnarkviða II Guðrúnarkviða III Oddrúnargrátr Atlakviða Atlamál hin groenlenzku Hamðismál

El resto de poemas que veáis incluidos bajo el epíteto de Edda Poética, no son tales, si no tan solo poemas que siguen el estilo oral de composición, un estilo que se llama eddico precisamente porque se leyó primero en la Edda Poética.
Edda Prosaíca o de Snorri.

Vamos a hablar primero del bueno de Snorri Sturlurson. Este señor, un erudito, político y caradura del siglo XIII, es el responsable de varias cosas interesantes, como participar en la guerra civil islandesa, llamada la guerra de los Sturla precisamente porque era entre miembros de su familia o por poner Islandia al servicio de la corona de Noruega sin haber pedido permiso antes en la asamblea (en los años en los que había sido elegido jefe de la asamblea. ¿sabéis cuando viene Mariano y nos vende a todos a la Merkel? Pues eso pero a lo bestia: regalando el país entero.) Llegó a ser tan rastrero, que para demostrar que era 100% leal a noruega, mandó a su propio hijo como rehén al rey. Claramente, los islandeses, que no eran idiotas, le declararon traidor a Islandia, pero ya era tarde, y eran parte del reino de Noruega, y luego de Dinamarca, de quien seguirían siendo una provincia hasta tan tarde como 1944.
Una de las cosas que hizo Snorri para camelarse a los reyes noruegos,fue convencerlos de que ellos y la realeza escandinava en general provenían de Persia,para así linkar con con la cultura clásica y de rebote con el cristianismo.Por eso en manuscritos de la época vemos personajes ataviados con cosas tan curiosas como cimitarras(Aquí se ve a Egil Skalagrimsson) o ropajes orientalizados en plan, por ejemplo, bombachos o túnicas largas y amplias sin ceñir,impropias de un país frío


Pero por lo que más se le conoce en realidad es por las obras que escribió: la Saga de los Reyes de Noruega y la Edda de Snorri, aunque hay quién dice que algunas de las sagas que pululan por ahí, como la de Egill, son también obra suya.
Vayamos entonces a su Edda prosaica, con la que terminaré este artículo porque ya me he pasado bastante de las 1000 palabras que se supone que iba a escribir XDD
Bien, primero de todo, decir que, aunque es la más completa de todo lo que tenemos al respecto, también es la menos fiable: Escrita por un cristiano que además quería complacer al rey de otro país, y del que se sabe que hacía las cosas como le daba la gana sin pensar en los demás o en cómo eran las cosas… mucha manipulación veo yo ahí –y el mundo académico en general, vamos-. Pero es lo que hay.

Está dividida en cuatro partes:
Prólogo, donde cuenta por qué escribe la Edda, en una especie de cuento dialogado en el que se pide a un sabio que hable (así a las bravas, para evitar spoilers)
Gylfaginnin, donde se cuentan los mitos.
Skárkapalmál, donde se habla de los principales recursos estilísticos en la poesía nórdica y su relación con los mitos.
Háttatal, donde se habla de cuáles son las formas poéticas. He de decir que es imposible encontrar el Háttatal traducido al castellano, porque por algún motivo que desconozco, se tiende a pensar que no vale para nada que el lector medio pueda leerlo… como si fuera un conocimiento hermenéutico reservado sólo para los iniciados, una visión del asunto con la que lamento discrepar.
Decir que Snorri se basó muy posiblemente en la Edda Poética para hacer la suya propia.
Esta representación de Snorri se uso durante mucho tiempo,por ejemplo,en sellos postales.


Para terminar me gustaría añadir algo más: Mi formación es eminentemente lingüística y mi background personal es de no haber sido educada en ninguna religión ni creencia, de tal forma que, cuando me aproximo a los mitos, veo como obras literarias o pertenecientes a pueblos distintos cualquiera de ellos. 
Quiero decir, que si leo la Biblia es como leer la Edda, la misma verisimilitud va a tener para mí, con lo que, sin contaminación ideológica (no, tampoco me relacioné con iglesias, clases de religión ni nada que se le pareciera jamás, hasta tener más de 20 años y aproximarme a ello con mente crítica) me permite ver y abstraer cosas que normalmente quedan un tanto relegadas como ‘cosa normal’ por mucha gente, dado que es parte de su educación. 
Me refiero principalmente a las contaminaciones cristianas en relatos meramente paganos, que se pueden entrever en la caracterización de tal o cual personaje como bueno o malo, cuando en realidad, como muchos académicos aciertan en decir pero fallan en localizar, la religión nórdica no tenía un código moral del bien y el mal y veían escalas de grises en todas las criaturas. No digo esto por fardar (aunque de alguna forma que no comprendo, sólo en España se pensaría que estoy fardando al decir esto y no planteando un simple hecho, pero en fin) si no porque es posible que mi línea de interpretación de las cosas que presento, la selección de autores académicos a los que me siento más afín, o los comentarios a lo que presento, pueden diferir enormemente de las cosas a las que estéis acostumbrados, en especial si os habéis informado con fuentes españolas o estadounidenses, culturas en las que incluso los investigadores están influidos con un fuerte sentido de la moral que impide, a veces, ver la cultura como un todo ajeno a ellos.

De cualquier modo, esto será solo en las interpretaciones, y daré buena cuenta, si tengo espacio, de otras ideas que van felizmente por ahí, igual que proporcionaré información de otros que hayan mirado las cosas bajo un prisma similar al mío.
Ahora sí lo último, decir que posiblemente acabaré cada artículo con una recomendación de un libro, un artículo o un autor, algo que esta semana me salto, porque me he limitado a presentar 3."

Y  bueno, eso es todo. Mañana mismo sale una nueva, sobre por qué los Aesir no son dioses y no puede decirse que 'Tal es el dios de Cual'.
Enjoy!

viernes, 13 de septiembre de 2013

El andrógino

 Me parece que cumple bastante mis estándares -que están bastante altos- como para estrenar la sección de 'Imágenes'. No sabría decir cuál es mi visión mental de Loki, porque aún la estoy buscando. Lo único que sé es que, por razones que no comprendo -bueno, sí que lo comprendo... por la gran cantidad de veces que se ha asociado a Loki con una representación de Logi, deidad del Fuego. La verdad, no sé en qué estaba pensando Jakob Grimm. Ni cuando escribió eso, ni cuando escribió otras muchas cosas, pero bueno, eso es otra historia.-  De cualquier manera, me gusta buscar una. Porque ahora mismo la única imagen de él que tengo clara es la forma de yegua.

Además, tiene una gran cantidad de detalles más o menos obvios que hacen que me llame la atención. 

Enumero:

Hombre y mujer a la vez, atado con las entrañas de su hijo, cicatrices de haber tenido la boca cosida, la mosca en la que se convirtió para no perder la apuesta con los enanos, el salmón y la yegua en las que se convirtió también -asumo que es la yegua y no Sleipnir, porque este último era gris-, las plumas con las que volaba, la serpiente del mundo, el cuenco en el que cae el veneno de la serpiente en su encierro.
Sí, está logrado XDD Si le añadimos que es pelirrojo como se intuye de los mitos, y que da una especie de sensación de 'repelús' a la vez que de atracción, el cuadro está completo.



*La imagen, por Nick Robles,  la encontré en DA, pero también tiene un blog y es un ilustrador que me ha molado bastante.

Dejo otra imagen, también de Loki, por el mismo autor.  Un segundo... ¿que qué representa? No sé, solo dice retrato... por la pinta, yo diría que es Loki antes de transformarse en salmón, pero nunca se sabe. Sin más detalles, solo caben las especulaciones... y no queremos especulaciones.


¡Que somos científicos, maldita sea!



Naufragio



La obra había sido representada casi de forma ininterrumpida desde que se estrenó en 1906. Primero semanalmente, luego una vez al mes, y entonces, seis años después, se representaba una sola vez al año. Al menos en los teatros de Londres.

Y desde hacía dos años, un misterioso benefactor pagaba las entradas para cincuenta niños del orfanato de Whitechapel a los que él mismo se preocupaba de recoger, llevar al teatro y devolver al orfanato a tiempo para la cena. Cuando no era posible, les procuraba una en persona. Esa misma mano misteriosa donaba generosas cantidades de dinero al hospital de salud mental, a los centros de acogida de mujeres desamparadas y a los de veteranos de guerra.

-Con dinero robado-apuntó su amigo, frente a la taquilla del teatro donde habían comprado las entradas, propias y de los niños. Había perdido la cuenta de las veces que habían asistido a ver Peter Pan en los últimos años.

-¿No es acaso un héroe nacional, una leyenda, un tal Robin Hood?-se defendió su interlocutor encogiéndose de hombros.-Estoy seguro de que los niños, los locos, los veteranos y las putas le sacarán mejor partido que sus propietarios originales.

Su acompañante bufó con un deje de despreció, pero él encajó bien el golpe. Saludó al taquillero levantando el sombrero y echó a andar calle abajo, sin hacer uso del bastón de paseo en el que, de cuando en cuando, solía apoyarse. En realidad no era más que un símbolo de estatus, no una necesidad.

-Desprecias mis métodos demasiado cuando hablamos, pero si no hubiera actuado de aquel modo ¿cómo te hubieras procurado alimento en estos últimos años?

-Yo qué sé, como he hecho siempre, supongo…

-Ajá.

Su acompañante rompió a reír y con un par de zancadas largas, se puso a su altura. 

Dos figuras oscuras en la noche, una alta, con sombrero y cabellos cobrizos recogidos en una coleta con un trozo de terciopelo, una capa negra cubriendo su traje de ópera, bastón de paseo. Joven, pero con un aspecto un tanto anticuado, victoriano. Una sombra más baja, sin sombrero, con cortos cabellos rubios peinados cuidadosamente hacia atrás. También llevaba traje de ópera negro, pero le protegía del viento una gabardina oscura, y no llevaba bastón. Hablaban un correcto inglés, pero algo en su aspecto dejaba claro que eran extranjeros. O al menos así se lo pareció al taquillero del teatro. Demasiado… majestuosos, creía que era la palabra. Excéntricos, venía a su cabeza constantemente. No se le ocurrió en ningún momento que no fueran humanos. En aquel tiempo, la conciencia de clase estaba tan profundamente arraigada en la psique de los ciudadanos, que toda rareza que vieran en los de las clases más altas era atribuida solamente a eso, a que eran de una clase cuyas costumbres no conseguían comprender. Aquella ceguera selectiva había salvado la vida a más de uno.



Flóki se dejó caer sobre el sofá y suspiró, capa, sombrero y bastón abandonados en el suelo de la entrada. Kjell, que le siguió entrando al apartamento de Whitechapel, se quedó tras él, apoyado en el umbral, observando. 

Hacía mucho tiempo que le conocía y si algo podía decir de él, era que era voluptuoso, en la más amplia extensión del término, en todos los sentidos imaginables. Experimentaba toda la gama de sentimientos humanos, solo que no los procesaba de igual manera que ellos. Los experimentaba de forma aumentada. Saciaba sus apetitos al instante y de forma desmedida, cualquiera que estos fueran. 

No importaba si tenía que robar a alguien para tener un detalle con una persona que le había caído en gracia. Tampoco importaba si había que matar, mentir, engañar o manipular. Para él, el fin último justificaba todos los medios. Aunque a veces, el fin último no fuera más que mera diversión. Daba igual cuántas veces se le explicara que aquella no era manera de vivir entre los hombres. Había unas reglas, una moral, una sociedad a la que atenerse. Pero no lo entendía. En el fondo, tenía lógica… alguien que no era humano ni lo había sido jamás no tenía por qué entender esa clase de cosas, por muy irritante que eso resultara para aquellos que siempre habían seguido esas normas. Tejía planes dentro de planes y objetivos a tan largo plazo que sus acciones parecían fruto de la locura y el caos. 

Cuando esos sentimientos eran negativos, eran desoladores. La tristeza era desamparo, la nostalgia depresión, el arrepentimiento tormento. Era engañoso, tramposo, infantil y burlón. También era carismático, ambiguo y leal. Y era su amigo. Su único amigo real, el que había estado allí desde el principio.

Sonrió ante el desordenado apartamento lo mejor que pudo y sorteó las ropas tiradas aquí y allá de forma aleatoria para llegar hasta él y sentarse a su lado.

-¿Qué ocurre?-preguntó simplemente. Esperaba una respuesta sincera.

-He tenido una visión-dijo el otro sombrío.

-¿Mala?-tanteó Kjell. 

Las visiones de Flóki no eran en general demasiado acertadas. O tal vez lo fueran en sí mismas, pero desde luego, él no solía atinar a interpretarlas de la forma correcta. Ya no, no en aquel mundo, no entre mortales.

Dudó antes de responder, y Kjell comprendió sin palabras. 

-¿Dónde?

-En al Atlántico Norte.

-¿En el mar?

Flóki le miró con aspecto cansado, como quien habla con niños testarudos. Era una pregunta absurda, ¿Qué otra cosa podría ser?

-Un naufragio.

-¿Quieres ir?

-Siempre quiero ir, Kjell…

-No tienen por qué estar allí. Quiero decir… no siempre están allí ¿no?

Su interlocutor sacudió la cabeza.

-No, claro que no. En realidad sería difícil decirlo. A fin de cuentas, depende de la cantidad de gente que muera. Y donde muere mucha gente, suele haber también héroes, gente valiente y todo eso. Eso les atrae.

-Pero también la atrae a ella.

-Sí. No vendría por algo que no fuera una masacre.

Kjell guardó silencio. Desde que le conocía, Flóki había caído en varias ocasiones en aquella especie de trance y dudas existenciales. Al menos tantas veces como guerras, plagas, y grandes accidentes había habido en la historia. Bien pensado, era un estado en el que entraba bastante a menudo. Porque sabía que si quería verla, tendría que ir a aquellos lugares, pero en aquellos lugares también estarían ellos. Ellos, de quien había conseguido escapar a duras penas tanto tiempo atrás, para ir a refugiarse al lugar en el que jamás le buscarían, donde no le habían visto acudir jamás mientras compartían su vida. A la Tierra de los Hombres.

Normalmente optaba por no acudir, y luego pasaba meses enteros arrepintiéndose, sumido en la autocrítica, llamándose cobarde. Una idea pasó por la mente de Kjell.

-¿Sólo con actitudes heroicas dices?-El otro asintió.-¡Flóki! ¡Mira a tu alrededor!

Su interlocutor se incorporó ligeramente en el sofá.

-¿Qué le pasa?

-No me refiero al apartamento, me refiero al mundo. En este siglo veinte ya no quedan actos heroicos. En ese naufragio del que hablas, posiblemente los hombres ahogarán a los niños para subirse ellos en las barcas salvavidas.

-¿Qué quieres decir?

-No hay actitudes heroicas. No es algo que entre en el espíritu de la época.

Flóki lo meditó un momento.

-Por supuesto-añadió su amigo-Estaré contigo en todo momento.

Un brillo fugaz cruzó los ojos de Flóki, un destello de ilusión.

-¿Qué quieres decir?-repitió de nuevo, casi como para asegurarse de que había entendido bien, de que no era un engaño de su mente.

-Que te levantes de ese sofá, victoriano decadente-le espetó- Nos vamos.



Hacía frío, aunque ninguno de ellos lo notaba realmente. Habían llegado a una zona del Océano Atlántico Norte en la que soplaba el viento frío y trozos de iceberg se desprendían hacia el agua con un sonido sordo que desgarraba la noche. 

Y sobre uno de aquellos glaciares se encontraban, esperando. No sentían frío. Incluso disfrutaban del aire de la noche, les mantenía despejados. Flóki estaba seguro de que era el lugar correcto, la fecha correcta. Quedaban alguna horas para que ocurriese el desastre, pero sabía que ella llegaría antes. Siempre llegaba antes, como para abonar el terreno de la muerte.

Pero llevaban allí cerca de media hora, y nadie aparecía. Flóki parecía inquieto, impaciente, sentado sobre el hielo, observando las brillantes estrellas del cielo del norte. Parecía hablar para sí mismo, como nombrando las constelaciones con palabras nunca escuchadas por el oído humano. Kjell, en cambio, comenzaba a temer que la visión de su amigo hubiese fallado en aquella ocasión. No se veía rastro de nada, de nadie. Las olas rompían contra el hielo en un ritmo constante y su mirada estaba fija en ellas.

-¿Padre?-escuchó una voz sorprendida a su espalda. La sensación fue muy extraña. El sonido estaba a su espalda, pero no lo escuchó con sus oídos, sino en su cabeza, dentro.

Kjell se movía deprisa, mucho más de lo que haría un hombre mortal, pero para cuando quiso darse la vuelta, su amigo se le había adelantado. Estaba de pie, plantado frente a la mujer que había aparecido de la nada. Sólo entonces notó el olor. Era un olor familiar, el olor de la putrefacción. Frunció el ceño con desagrado, miró el rostro de la mujer por primera vez, esperando una visión de muerte y dio un respingo. 

Plantada delante de ellos, de pie, había una mujer alta. Muy alta, más alta y ancha que su padre. Estaba completamente cubierta por un manto blanco de pieles y plumas, de pies a cabeza, aunque tenía la capucha echada hacia atrás, dejando al descubierto una melena también blanca, larga, trenzada detrás de su cabeza, que el viento llevaba hacia delante, y un rostro joven, casi infantil, hermoso como Kjell no había visto nunca. Los ojos eran negros, profundos, brillantes, grandes. Llevaba un rastrillo de arar en las manos. Pero no se le veían ni las piernas ni los pies. El manto estaba perfectamente diseñado para no ajustarse a su cuerpo en aquella zona, y Kjell recordó lo que había aprendido en su vida mortal. Las piernas y los pies de la hija de Flóki estaban muertos, en estado permanente de putrefacción. De ahí venía el olor que percibía.

Flóki y la recién llegada se abrazaron, y Kjell fijó los ojos en el cielo estrellado apartando la mirada en un respetuoso silencio. No tuvo demasiada consciencia del paso del tiempo hasta que la voz de la mujer sonó de nuevo en su mente.

-Kjell Sveinson.

El interpelado se giró hacia ella.

-¿Sabes mi nombre?

-Todo el mundo muere.

Sus ojos estaban fijos en los de él, y se sintió pequeño, joven, mortal. Quiso reír. La mirada negra que le atravesaba le hacía sentir, paradójicamente, más vivo de lo que se había sentido en mucho tiempo. Pensó que posiblemente, aquella sensación era similar a la que los mortales sentían cuando su propia mirada se clavaba en ellos. Una sensación de ligera euforia se apoderó poco a poco de él.

-Esto te pertenece-dijo ella, alargando la mano izquierda hacia él.

Kjell volvió a sobresaltarse. En la mano abierta de la mujer había un pequeño trozo de cuero. Viejo, muy viejo. El hombre sonrió al reconocerlo. Era la vieja pulsera que había regalado a su hijo la primera vez que se embarcó dejándole en la granja. Un viejo recuerdo.

-Está bien. Te espera.-respondió ella a sus preguntas no formuladas.

Tomó el trozo de cuero entre sus manos con cuidado y miró a su amigo, que sonreía complacido. Solo entonces se dio cuenta de que tal vez estaba en un lugar que no le correspondía.

-Flóki-preguntó-¿Quieres que me vaya ahora?

Flóki se encogió de hombros. Kjell se tomó el gesto como una invitación a marcharse, pero cuando se disponía a saltar al agua para volver a tierra civilizada, le interrumpió.

-¡No, no, mejor quédate!



Ni siquiera un barco que pasara al lado del iceberg hasta el punto de tocarlo hubiera visto las tres figuras que reposaban sobre él en la noche. Flóki se había recostado sobre el hielo, con la cabeza apoyada sobre las rodillas de su hija, que también se había sentado, dejando las piernas colgando hacia el agua. Kjell estaba sentado con las piernas cruzadas un poco por encima de ellos. Esperaban. Conversaban.

-Si volvieras y pidieras perdón, no tendrías que huir más…-estaba diciendo ella.

-¿Pedir perdón? ¿Es que acaso tengo algo por lo que pedir perdón?-bufó su padre.

Kjell sonrió para sí mismo. Sabía que su amigo jamás aceptaría que había errado en su actitud, aunque era evidente para el resto del mundo que había sido así. A sus ojos, todo lo que había dicho en aquel banquete era completamente cierto y justo. El único error que él admitiría jamás era haberse emborrachado y dicho todo aquello en voz alta. Tenía que haberse callado, eso es lo más que admitiría. Y desde luego, aquello no era ni siquiera un principio de disculpa.

Ella sacudió la cabeza.

-No son tan malos… están enfadados, nada más.

-Pues que se enfaden todo lo que quieran. No estoy dispuesto a que me encadenen de nuevo.

-Tu esposa…

-¿Después de todos estos años aún se llama a sí misma mi esposa?

-Supongo que…

Volvió a bufar con desprecio. El rostro de su hija mostraba un aspecto pesaroso. Kjell, que le conocía mejor, sabía que era en realidad la amargura la que hablaba por la boca de su amigo. Si su esposa llegase una noche a su alcoba como un súcubo de las leyendas abrahámicas, la recibiría con los brazos abiertos.

-¿Qué es eso?-preguntó la mujer, poniéndose de pie de golpe.

Ambos hombres aguzaron el oído.

-Música-sentenció Kjell. 

No se veía el origen de la misma, pero podían escucharla claramente, arrastrada por el viento del este hasta ellos.

-¿Música?

Flóki rio con voz ronca.

-¿Cuánto hace que no te diviertes?-preguntó.

Su hija le miró con expresión ofendida.

-Me divierto a menudo, padre. Todas las noches hay un banquete en mis salones, y…

Flóki rio de nuevo, y en esta ocasión, Kjell contuvo también una sonrisa.

-Si algo hay que reconocerles a los mortales, es que saben divertirse.

-No todos podemos mezclarnos alegremente con ellos ¿Sabes? Algunos tenemos responsabilidades. Ya sabes cómo es eso. O solías saberlo, al menos.

-¡Ah! Pero, aún no llega el naufragio ¿verdad?

Ella titubeó.

-No… queda aún un rato.

-Pues deja que te mostremos la diversión en el Mundo de los Hombres.

Titubeó de nuevo.

-Suele ser mejor hacerle caso-apuntó Kjell.

-Gracias, amigo. 

Entonces echaron a andar. Con paso rápido, decidido, en dirección al sonido. Kjell tenía una sensación extraña al caminar, mientras seguía hablando con sus acompañantes. Se hizo el silencio por unos momentos, y entonces cayó en la cuenta: estaban caminando sobre las aguas.



Si había que hablar de decadencia victoriana y gestos de prepotencia, aquel trasatlántico era la viva imagen de todo ello. Kjell había oído hablar de él, por supuesto. Había salido en todos los periódicos. Quienes lo habían botado se habían atrevido a llamarlo “el insumergible”. Como vikingo que había sido en su vida mortal, sabía perfectamente que aquello no era sino una llamada a la catástrofe.

El interior, al menos aquel salón en el que se encontraban ahora, era un desperdicio de dinero y medios. Un amplio salón de baile, con músicos de cámara, lámparas de araña, bordados en manteles, gente vestida de forma ostentosa.

La hija de Flóki parecía disfrutarlo de cualquier modo. En algún momento que Kjell no identificaba, había cambiado su aspecto. En realidad, no su aspecto, tan sólo su tamaño, hasta la forma de una mujer mortal de estatura normal. No sabría decir en qué momento ocurrió. Simplemente apartó la mirada un momento y cuando volvió a mirar, ya era de su estatura. Se mostraba ilusionada con el ambiente y las luces del salón, con la música. Se movía entre la gente con gracia, con alegría. 

Aun así persistía el olor a muerte. Kjell sabía que ninguna de las personas que se paraban para charlar con ella lo sentían, pero él era diferente, él se alimentaba con la muerte, estaba familiarizado con aquel olor, con aquella sensación. Y tener ese olor cerca le hacía sentir hambre.

Miró a su alrededor. Cerca de las bebidas había una muchacha sola que observaba detenidamente su copa. No tenía tiempo de estudiar, de sondear, de saber si lo merecía. La debilitaría, nada más. Si moriría o no era ya cosa del destino.

Como un mr. Darcy del siglo veinte, se acercó a ella y la invitó a bailar con gesto condescendiente. A los ojos de aquellos que los observaran, bailaban demasiado juntos, en un gesto poco decoroso, con el rostro de él hundido en el cuello de ella. Nadie pensaría siquiera que estaba, simplemente, bebiendo su sangre.

Permaneció así un rato, casi un par de canciones, hasta que un tirón de la manga le sacó de su estupor. Se apartó de la dama sin preocuparse en cubrir su huella. 

-No podéis quedaros aquí mucho tiempo.

-¿Por qué no? Esto no es más que decadencia y…

-¿Ves a aquel hombre de allí?

Kjell miró discretamente en la dirección que le indicaban. Había un hombre, mayor, pero no un anciano, ataviado elegantemente y con una larga barba, sentado en una mesa pequeña, tomando notas en una agenda negra. Tenía un aspecto afable, como de abuelo cariñoso.

-¿Qué le pasa?

-Es un espiritista inglés.

-¿Y?

-Me ha visto, Kjell-dijo con tono sombrío.

-Bueno, no eres invisible…

-No. Quiero decir que me ha visto. A mí, mi auténtico yo…

-Ah… pero… bueno, siempre ha habido gente con segunda visión ¿no?

-¡No lo entiendes! Ha visto el otro lado, no tiene miedo a la muerte, sabe que va a morir… intentará que otros no mueran.

Poco a poco, la idea caló en el cerebro del hombre.

-Hará un sacrificio, un acto heroico…

-Exacto. Y vendrán a por él. Nunca dejan de venir.

-Comprendo. ¿Cuánto tiempo nos queda?

-Apenas diez minutos para que todo comience. Tenéis que… ¿dónde está mi padre?

Miró a su alrededor. Ambos lo hicieron. Kjell bufó. Sabía que aquella no era la clase de ambiente que Flóki disfrutaba. Nunca lo había sido, prefería mezclarse con la gente más… bueno, más humana.

-Estará abajo, en la zona de tercera clase.

-¿Tercera clase?

-Sí, la gente que no tiene dinero. 

-¿Están puestos a parte?-se escandalizó ella.-¿Por qué?

-Pues porque… porque no tienen dinero

-¿Y qué? ¿La música no es gratis? Todos tienen oídos ¿no?-como si una idea llegase a ella de pronto, añadió: -¿Los mortales tienen que pagar por tener oídos?

-¿Qué? ¿Pagar por…?-desistió. No tenía tiempo de intentar explicarle a otro nunca humano los principios más básicos de la sociedad de clases. Ya había perdido demasiado tiempo intentándolo con Flóki.-Voy a buscar a tu padre.

-De acuerdo. Idos tan pronto como podáis. No tardará en suceder.



Flóki disfrutaba la música, el baile, el contacto con la gente. Tenía la impresión de que las clases altas despreciaban a los pobres porque tenían una riqueza de la que ellos carecían. Nunca había visto a un mendigo de las calles de Londres negarse a compartir su último mendrugo de pan con su hambriento hijo. Pero había visto en más de una ocasión ricos magnates desheredar a sus hijos por haber elegido un camino que no era el que les habían marcado desde su nacimiento. No sabría describirlo con palabras, pero sabía que algo había ahí, un misterio que marcaba irremediablemente la diferencia.

También le resultaba fascinante cómo le habían aceptado sin reservas, a pesar de estar aún vestido con su traje de ópera, a pesar de ser obvio que no era de su misma clase social. Niños, hombres y mujeres harapientos compartían un pequeño momento de alegría, un pequeño momento en el que dejaban de lado las miserias de la vida.

Le encantaba mezclarse con ellos, eran los momentos en que era más él mismo. Llevaba un largo rato bebiendo cerveza, bailando con mujeres y hombres, levantando niños en volandas. Sabía además que dos pisos por encima de él, su amigo y su hija le acompañaban. Hubiera deseado que se detuviese el tiempo.

Estaba dando un largo trago a una jarra de cerveza, cuando vio a Kjell aparecer por la puerta. Arrojó la jarra al suelo sin molestarse en terminarla, y le hizo señas con la mano para que se acercase.

-Tenemos que irnos, Flóki.-dijo a modo de saludo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Tú hija. Dice que ellos vendrán, que hay un hombre…

Las luces vibraron. Se escuchó un sonido, como un rasgueo fuerte, violento. El barco se tambaleó, y se escucharon algunos gritos aislados. Las luces vibraron con más fuerza, hasta quedarse apagadas. Los oídos de Kjell, más agudos que los de sus acompañantes, captaron el sonido del agua entrando en el interior del barco, de la chapa metálica de la que este estaba hecho comenzando a desprenderse. Flóki llegaba a escuchar aún más, las máquinas de carbón fallando, los murmullos de la tripulación. 

-Ya ha empezado, Flóki, vámonos.

-Espera, espera. Hay que sacar a esta gente de aquí.

-No puedes cambiar esas cosas, tú lo sabes mejor que nadie.

-Pero es que…

-¡No tenemos tiempo! ¡Vámonos!

Tiró de Flóki como pudo, llevándole a rastras por el pasillo, entre las puertas de tercera clase. Comenzaba a escucharse movimiento arriba, murmullos, pasos. 

-¡Espera!-rogó Flóki, parándose en mitad del pasillo.

-¿Qué pasa ahora?

-No es cosa del destino, Kjell.

-¿De qué coño estás hablando?

-No es cosa del destino, no se trata de sus vidas, no es por el naufragio.

-¿Qué?

-La tripulación… hablan de encerrarles aquí abajo, Kjell, de dejarles para que se ahoguen. Ni siquiera a las ratas se les trata así…

-Sabías que eso pasaría, o algo parecido. Por eso vinimos, ¿recuerdas? El espíritu de la época.

-¡Pero no pueden dejarles ahí! ¡No podemos!

-¿Prefieres que ellos te encuentren aquí?

Flóki dudó por un momento. Y comenzó a andar hacia la superficie.



Estaban de nuevo encima de un iceberg. De pie, observando desde una distancia prudente lo que estaba ocurriendo en el mar. El barco se había partido en dos, la gente luchaba por su supervivencia. Más de la mitad de los pasajeros habían muerto ya. Flóki podía ver a su hija pasando el rastrillo sobre el mar con tristeza.

-Esa música… ¿Por qué no dejan de tocar?

-No lo sé. Sentido de la épica, supongo.

-¿Épica? Han matado, ¡Matado, Kjell, no de forma accidental! A muchísima gente buena. Aún no han pasado horas desde que muchos de esos cadáveres bebían conmigo…

Kjell suspiró. No sabía qué decir. Flóki había evitado deliberadamente aquella clase de muertes masivas durante mucho tiempo, tal vez demasiado. Tenía miedo de que ellos le estuvieran esperando, en la creencia de que las situaciones límite sacan lo mejor de los humanos. En el fondo, era un idealista. Kjell había sido humano, había estado en sus propias guerras. Solía preferir el escenario, desde luego. Era todo mucho más fácil de esa manera, la gente estaba condenada, no le pesaba acelerar el proceso. O pasar por los hospitales de campaña. El caso es que sabía que aunque, en efecto, los había que se comportaban de forma honorable en aquellas situaciones, la mayor parte de la gente se dejaba llevar por el pánico y cometían todas las atrocidades que en una situación normal mantenían encerradas en el armario de la convención social.

Asesinatos, violaciones, saqueos, canibalismo. Kjell lo había visto todo, era lo esperable en aquellas situaciones. Una verdad triste, pero real a fin de cuentas. Todo era nuevo para su amigo, que no concebía esa clase de actitudes. No eran honorables. No eran dignas.

-El espiritista está agonizando-escucharon la voz de la mujer. Había aparecido de nuevo a su lado, sobre el iceberg, con su forma real.-Vendrán enseguida.

-Puedo ayudarle. No tiene por qué morir. Puede seguir ayudando a esa gente…

-No puedes-su hija estaba horrorizada.

-¿Por qué no? Esa gente ha decidido el destino de muchos…

-¡Provocarías una guerra entre linajes, entre mundos!

-¿Por el destino de un solo hombre?

-Llevas demasiado tiempo en la Tierra Media, padre.

Desapareció en la oscuridad, demasiado deprisa para la vista. Kjell y Flóki estaban solos de nuevo.

-Tal vez no pueda salvar la vida de nadie, pero puedo hacer que otros mueran.

-Flóki, no-rogó su amigo-Vámonos de aquí.

-No.

-No hagas nada de lo que te arrepientas.

Flóki no le escuchó y levantó los brazos hacia las estrellas.

-No me arrepentiré.

-¿Qué vas a hacer?

-Agitar las aguas.



El mar se había agitado. Varias lanchas salvavidas volcaron por el movimiento de las olas, de repente violentas. El agua estaba más fría incluso de lo que esperaban. Estaba casi congelada, provocaba hipotermias casi al momento. Los gritos de horror habían cesado, y reinaba la calma pesada que acompaña al desastre. El barco se hundía con su carga de cadáveres.

De pie sobre el iceberg, Flóki seguía llamando a la tormenta, agitando el mar, murmurando en una lengua ininteligible para su amigo, testigo mudo de su magia. Iba perdiendo fuerza, no era una actividad que pudiera llevar a cabo en el mundo de los hombres sin esfuerzo. 

Pero magia era magia, y sus efectos eran igual de poderosos para los mortales. Kjell sintió que comenzaban a llamar demasiado la atención. Percibía el peso de una mirada fija en ellos.

-Están buscando la fuente de magia-oyó Kjell en su mente. 

-Flóki…

-No me importa.

-Van a encontrarte…

-¡No me importa!

-Flóki, por favor-imploró Kjell, tirando de su amigo. 

Intentó tirar de su brazo hacia abajo, pero nada ocurrió. Miró su rostro. No era el rostro de expresión afable que él conocía. Era un rostro endurecido, como tallado en piedra. Era su verdadero aspecto. Hermoso, brillante, fuerte. Peligroso. Actuaba como llevado por un fuego que él no conseguía comprender. Como poseído por su propia furia.

-¡Flóki, joder!

Se colgó de nuevo de su brazo izquierdo, intentando que entrase en razón. Su amigo le miró con ojos incandescentes.

-No te entrometas, vampiro-gruñó con voz profunda.

Barrió con el brazo izquierdo para quitárselo de encima y le hizo caer en el mar. Kjell había caído profundo, tanto, que tardó unos instantes en recuperar el pleno funcionamiento de sus sentidos. Sentía que le sangraban los oídos por el cambio brusco de presión, pero no importaba. No necesitaba respirar.

Nadó hasta la superficie. Le dolían los oídos aún más, sintió cómo le estallaban los tímpanos. Se recuperaría, pero el dolor era casi insoportable. Flóki seguía sobre el iceberg, el mar aún más agitado. No oía más que un zumbido, pero sabía que se acercaba otro barco. Una sensación pesada, como si un poder superior a todos ellos estuviese presente. Algo aún más poderoso que la magia de Flóki.

Una imagen blanca flotaba ante él. Era la hija de Flóki, con expresión de alarma en su rostro.

-Tienes que sacarle de aquí, Kjell.-oyó en su mente.

-Lo he intentado, es más fuerte que yo…

-Sabes más que eso.

-Pero si le obligo…

-Te perdonará. 

-¿Y si es lo que de verdad quiere?

-¡Olvídate del libre albedrío, Kjell!

-¿Qué?

-¡Ya vienen!-desapareció ante sus ojos, sumergiéndose en el mar.

Kjell suspiró. El desastre se extendía a su alrededor. Fuego sobre el agua. Muerte alrededor. Flóki había estado a su lado. Siempre, a pesar de todo. Suspiró otra vez, antes de tomar aire.

Entonces llamó a su amigo como nunca le había llamado antes. Gritó. Y con el sonido de su voz, Flóki se tambaleó por un instante. Lo hizo de nuevo. Flóki cayó al agua con el sonido de los gritos. Kjell nadó hacia él, dispuesto a recogerle. Volvió a hablar, esta vez susurrando. Su amigo, debilitado, nadó hacia él.

Había utilizado su verdadero nombre.



Las primeras noticias que salieron en los periódicos decían que no había habido víctimas mortales. Kjell se lo hizo saber a Flóki cuatro noches después, echando un periódico sobre el cuerpo convaleciente de su amigo. Él mismo había tardado dos días en recuperar sus tímpanos, y aún le dolía la cabeza. Había tenido que matar a tres personas aquella noche sólo para razonar sin que su cabeza martillease.

Pero su amigo lo tenía peor. Había pasado varios días entre fiebres, y finalmente parecía mejorar. El desgaste por usar esa clase de magia en el mundo de los hombres era un esfuerzo terrible, y el control al que le había sometido para sacarle de allí lo había empeorado. No moriría por ello, pero tardaría en recuperarse mucho más que Kjell.

-Los humanos son unos embusteros. Y unos asesinos. ¡Ah, en mala hora elegí este mundo!

-¿Seguro?

Kjell se sentó al lado de su amigo y pasó la mano por sus cabellos. Él no necesitaba aquella clase de demostraciones de afecto, le hacían sentir incómodo, pero le constaba que Flóki era bastante inestable, le gustaba el contacto. Se sentía terriblemente sólo.

Le dirigió una mirada lánguida y se acurrucó bajo las mantas como un niño enfurruñado. El vampiro sintió un escalofrío. Sabía que estaba planeando algo.



Por primera vez en casi dos años, Flóki parecía de buen humor. Desde el incidente con el naufragio, Kjell y él habían convivido. Así lo había decidido el primero, a la vista de que su amigo, víctima de una depresión tras golpearse con la realidad humana, pasaba las veinticuatro horas del día borracho.

Aquel día, en cambio, parecía diferente. Eran las últimas horas de la noche, y Kjell regresaba para ocultarse de la luz del sol. Flóki, impecablemente vestido, salía a la calle, silbando.

-¿Te vas?

-Tengo asuntos que arreglar.

Kjell se sentó en el sofá y miró a su amigo con preocupación.

-¿Estás bien?

-¿Qué?-dijo distraídamente mientras se miraba en el espejo, ajustando el sombrero-¡Ah, sí! Gracias por tus cuidados, amigo. No volverá a pasar.

Kjell descartó con un gesto de la mano y observó cómo su amigo abría la puerta de la calle. Se paró un momento, como si dudase en salir. Pareció pensárselo por segunda vez, y regresó al salón, plantándose con pasos rápidos frente a él.

-Kjell…-comenzó.

-¿Sí?

-Sabes que te aprecio, eres un buen amigo. Siempre lo has sido.

Las palabras le causaron una profunda inquietud. Sonaban como una despedida. Flóki sonrió.

-Espero que puedas perdonarme algún día.

-¿Qué has hecho ahora?

No le dio tiempo a terminar la frase. En un movimiento rápido, posó sus labios sobre los de él en un gesto lento, deliberado, largo. Kjell intentó zafarse, incómodo y molesto, pero enseguida se dio cuenta de que el beso no tenía nada de erótico, nada de sensual. Significaba exactamente lo que las palabras del semigigante habían dicho: “Perdóname”.

-¿Dónde vas, Flóki? ¿Qué vas a hacer?

-A Serbia.

-¿Qué?

Flóki salió por la puerta despidiéndose con un gesto de la mano. Kjell miró impotente por la ventana. No podía seguirle. Estaba amaneciendo.



-Eso es, tú tranquilo.

-Pero hay mucha gente. Guardias.

-No te preocupes. Yo los apartaré para ti, tú sólo dispara. Intenta apuntar bien. 

-Estoy nervioso.

-No lo estés. Sé que puedes hacerlo. Has practicado bien.

-Sí, claro. Puedo hacerlo.

-¿Estás listo?

-Creo que sí.

-Adelante entonces.

La gente le abrió paso. Incluso los guardias parecieron apartarse de su camino. El carruaje estaba en movimiento, pero él había practicado bien.

-Ahora…

Hubo un disparo, pero falló. Al menos, en sentido estricto. No dio a su objetivo. 

-Tira de nuevo-le hablaban directamente a la mente-Te quedan aún cinco balas.

La siguiente dio en el blanco. Y la siguiente. El caos se abría a su alrededor, todo eran gritos, pero él escuchaba una sola voz. La de aquel que evitaba que los guardias se abalanzaran sobre él.

-Una última vez.

Y la bala atravesó infalible el corazón. La víctima cayó muerta. Dejó de escuchar la voz que le hablaba a la mente. Se había ido, le había abandonado a su suerte.

Le detuvieron casi al instante.



Despertó de su sueño con el sonido de miles de voces gritando. Las voces de aquellos que morirían pronto. Se levantó inquieta, en la oscuridad. En su reino, siempre estaba oscuro cuando dormía. Así lo ordenaba ella. 

No era en absoluto un lugar oscuro y gris en sí mismo. Los que allí habitaban festejaban a menudo. Reían y jugaban, recordaban. Los grandes salones estaban iluminados con una luz tan cálida y brillante como el sol del verano. Pero en sus estancias prefería la oscuridad. Para dormir. Siempre se sentía cansada. Posiblemente, el tener la mitad del cuerpo muerta ayudaba a su fatiga permanente.

Hizo que todo se iluminara con un solo pensamiento y se disponía a sumergirse en el lago de agua caliente cuando el sonido de unos pequeños pasos en su lecho llamó su atención. 

-Eres tú-dijo con alivio.

Era una pequeña ardilla roja, la mensajera entre mundos. Se acercó al lecho y se sentó sobre él. Extendió la mano para que la ardilla subiera a ella.

-Hace mucho que no vienes-era una observación, no una crítica.

Sonidos ininteligibles. Para todos, menos para ella.

-¿Vienes del Mundo de los Hombres? ¿Qué ha pasado?

Más sonidos agudos.

-¿De verdad? Acompáñame…

La ardilla escaló con un salto hasta el hombro de la mujer, y esta se inclinó sobre el pequeño manantial al otro lado de la estancia. El agua clara caía de la piedra sobre un pequeño estanque transparente de agua helada. Era como un espejo. Pasó la mano sobre el agua, y las ondas que se dibujaron en ella dejaron ver una imagen.

La mujer ahogó un grito, decepcionada. 

-Padre ¿Qué has hecho?



Kjell se levantó pasada la medianoche. Solía levantarse temprano, pero aún le dolían los oídos. Sin molestarse en ponerse la ropa, se dejó caer en el sofá y cogió el periódico que Flóki había abandonado allí. Por tercera noche consecutiva, estaba de buen humor. Ahora silbaba en la cocina, desde donde Kjell percibía olor a carne asada, pero pasaba el día fuera de casa. Eran buenas noticas, una mejora a su estado.

Frunció el ceño al leer las noticas en la primera página. El archiduque Francisco José y su esposa habían sido asesinados a tiros. En Sarajevo. 



Flóki salió de la cocina sonriendo. Había aprendido que en el mundo mortal, la muerte de un solo hombre provocaba guerras y la amargura de otros, masacres. Era el espíritu de la época. Y lo llamaban progreso.